domingo, 29 de marzo de 2009

Laicismo agresivo, uso profiláctico de anticonceptivos y derechos humanos


En los últimos tiempos, se ha podido observar una campaña decidida y agresiva contra la Iglesia. Esta campaña se ha centrado en la figura del Sumo Pontífice, S. S. Benedicto XVI. Ha resultado particularmente llamativa esta agresión, porque los asuntos que despertaron el laicismo, en dos casos no implicaban a los no creyentes (modificaciones en la liturgia y la remisión de la excomunión a cuatro obsipos) y en el tercero, tenían relación directa con constataciones fácticas relativas a los derechos humanos (a la salud y a la vida).

De las dos primeras, no haremos consideración, porque pertenecen al ámbito eclesiástico. Sin perjuicio de que es necesario destacar el agresivo interés que estas cuestiones han suscitado en quienes no se tienen por católicos.

De la tercera (asunto del uso profiláctico de preservativos), es muy llamativa la reacción de la prensa y algunas voces de políticos y científicos, cuando los resultados de la ciencia demuestran precisamente lo que dijo Su Santidad:
"no se puede solucionar este flagelo distribuyendo preservativos; al contrario, aumentan el problema" (Entrevista durante el vuelo a África).

La prestigiosa publicación The Lancet ha publicado diversos artículos en el que se reconoce que el caso más exitoso en la reducción del SIDA, ha sido el de Uganda. Uganda ha llevado adelante el programa ABC (abstinence, be faithful, condom), desde la década del '80. El énfasis puesto en la abstinencia y la monogamia implicó un éxito sustancial en el abordaje del flagelo del SIDA.

En la misma entrevista, que citamos más arriba, Su Santidad había dicho:
"La solución sólo puede ser doble: la primera, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que conlleve una nueva forma de comportarse el uno con el otro; y la segunda, una verdadera amistad también y sobre todo con las personas que sufren; una disponibilidad, aun a costa de sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Éstos son los factores que ayudan y que traen progresos visibles".
En breve, llamó a la "humanización de la sexualidad" y a la solidaridad (espiritual, social) con los enfermos.

"Safe-sex", sexo libre, invitación al sexo en el rito atávico de la primavera, distribución gratuita y masiva de preservativos con fondos públicos. Las razones del laicismo, llevan a fomentar el uso del condón, en lugar de humanizar la sexualidad. La experiencia demuestra que las razones del laicismo (el preservativo) han fracasado para detener el SIDA.

¿Porqué entonces la agresión del laicismo con la Iglesia? ¿No será que la voz de la Iglesia es una de las pocas que se alza aún en favor de la "humanización", del trato humano del hombre? ¿No será acaso que la Iglesia sigue siendo un bastión inamovible y no negociable de la defensa de esos derechos básicos humanos que a tantos estorban? Los derechos humanos son ese último bastión razonable e intransigible contra la política sin razones.

Tal vez, la faceta más oscura del laicismo, sea la reencarnación de esa vieja política omnímoda, que en su ansia de poder, encuentra molestos los derechos universales (y quienes los sigan proclamando).